Entrevista a Juan Carlos del Valle

RC- ¿Cuál sería el título de tu infancia?

“Barcarola” Soy un romántico tardío, un neo romántico acompañado siempre de música e imágenes. Una infancia vivida en gran medida en la imaginación y en la búsqueda de la belleza.

RC.- ¿Cuándo dijiste: “voy a ser pintor”?

Aún no lo he dicho. Soy pintor como consecuencia de pintar. La necesidad inevitable de pintar me ha llevado a ser pintor. Hacia los diecinueve años de edad escuché la instrucción, la orden, esa voz o llamado irrenunciable a pintar. La obedecí, no había alternativa. Era una necesidad equiparable a la de dormir o comer, una necesidad básica e inmediata.

RC.- ¿Qué pasa, si no pintas?

El no pintar es como un día sin luz, como la ausencia de uno mismo, como el desasosiego más insoportable. Necesito pintar. Es mi cura.

RC.- ¿Por qué te decepcionó la enseñanza académica?

Fue además de lamentable, decepcionante y desesperante visitar escuelas de arte que habían eliminado de sus programas el dibujo y la pintura. Ver cómo limitaban o sustituían lo insustituible era simplemente inaceptable. Siendo México un país de gran tradición pictórica, es triste ver las consecuencias del descuido formal de la pintura. Se adoptaron modas, discursos ajenos a la pintura, ignorantes posturas en torno a su muerte. La pintura fue, es y será. Yo lo que quería era aprender a pintar como los maestros que crecí admirando, que estudié en las salas de los museos, y esa formación no la encontraba ni en México, ni en otros países que visité. Fui afortunado de encontrar a Demetrio Llordén (Nerva, España 1931) refugiado en nuestro país debido a la Guerra Civil Española y quien traía consigo toda la tradición pictórica española que yo buscaba, tradición heredada en línea directa de maestro a alumno durante siglos.

RC.- ¿Que añoras de tus maestros?

Añoro sus vivencias, sus anécdotas, la convivencia, el ritmo que pertenecía a otros tiempos, “el mundo del ayer”. Ese intercambio con seres brillantes, personajes destacados en su vida personal y profesional. Esos personajes que ahora conocemos desde sus obras y que en esos años eran parte de un cotidiano y de un intercambio continuo. Ya lo dije antes, soy un romántico.

RC.- El Instituto Nacional de Bellas Artes te dedicó un libro: “El juicio de los ojos”….

Así es, fue una itinerancia comprendida en varios museos del país. La Tallera de Siqueiros en Cuernavaca, El Nigromante en San Miguel de Allende, el Museo de Arte de Aguascalientes, el Museo Goitia de Zacatecas, Museo Casa de los Muñecos en Puebla , el Museo de Arte Moderno del Estado de México. La muestra fue acompañada por un libro y un documental en vídeo “Juan Carlos del Valle Pintor” Fue una oportunidad para compartir mi trabajo en espacios que arraigan la obra y nombre de grandes pintores mexicanos. Saturnino Herrán en Aguascalientes, Goitia en Zacatecas, Siqueiros en su Tallera. Más adelante la muestra viajó a Lima, Perú, al Museo de Arte San Marcos en la primera universidad fundada en América.

RC.- ¿Cuándo se te ocurre pintar retratos de comida?

En mis años de formación autodidacta posterior a mis maestros comenzó la exploración del retrato de alimentos. En ese entonces comencé a pintar frutas y verduras, exploré su potencial simbólico convirtiéndolas en metáforas de la existencia humana. Más adelante pinté ostras como residuos, como sedimentos. Y por último los desollados de animales que me ayudaron a explorar el suplicio, el sacrificio, la mutilación y los despojos. A mis 33 años comencé a trabajar con alimentos procesados e industriales en un nuevo ciclo personal, espiritual y psicológico.

RC.-¿Manejas algún “ritual” para crear?

Mi ritual es el trabajo, el trabajo diario y disciplinado. Necesito de buena luz, la luz es el principio en mi pintura y también mi obsesión. Pinto con música. Cuido el ambiente en el que trabajo para poder manifestarme sin límites en mi pintura. Soy ordenado. El estado de conciencia en el que me adentro al pintar es indispensable y surge de manera natural; un estado meditativo que se prolonga aún horas después de haber soltado los pinceles.

RC.- ¿Cómo surgió el proyecto: “el pan de cada día”?

El proyecto de “El pan de cada día” es un proyecto de arte público relacional que tuvo lugar dentro del contexto de los festejos del cincuentenario de Cáritas Ciudad de México. Con ello surge la oportunidad de intervenir el espacio y tiempo religioso con mi pintura, en paralelo con la lectura orante del Evangelio de San Juan. 25 pinturas de alimentos industriales como pasteles, panes y galletas, colgaron en estructuras dentro de 12 iglesias de la ciudad de México y una más del Estado de México, con el interés de provocar una experiencia mística reconectando el arte contemporáneo con la religiosidad desde la sensualidad pictórica que trabajo. Retratos de íconos alimenticios como unos huevos crudos estrellados remiten al origen de la vida y un sangriento pan con crema de cacahuate y mermelada, la trascendencia o sacrificio. “El pan de cada día” es una narrativa simbólica de la pasión y resurrección de Cristo.

RC.-¿Cómo se dio el brillante proyecto con la inolvidable “Chavela Vargas”? De veras que te envidio…

Tuve el privilegio de que me presentaran a Chavela Vargas a sus 92 años, con el propósito de conocernos y retratarla.

La visité en diferentes ocasiones en su casa de Tepoztlán. Fueron días de compartir, de convivir, de escuchar, de observar, de intercambiar. Entre nosotros hubo muchos silencios repletos de mucho sentir, de muchos recuerdos.

Sus distintos estados de conciencia, sus vivencias, sus lecciones, sus silencios, su magia y todo lo que yo sentí desde una conexión potente, eso fue lo que retraté en 35 dibujos rápidos a lápiz. Retratos que narran la experiencia retratística de un día con Chavela Vargas.

La última vez que Chavela se presentó en un escenario en México, la última vez que cantó en nuestro país antes de abandonar su cuerpo, fue en la presentación del catálogo y exposición de sus retratos. Todo esto lo conservo para siempre como mi tesoro.

RC.- ¿Por qué los jóvenes deben explorar a los maestros del pasado?

Es muy fácil sentirse genio sin conocer a Velázquez o a Rembrandt. Hoy en día con el sistema anti-valores por el que se rige el arte contemporáneo, no importa qué haces, ni la calidad de tu obra, sino a quién conoces. Los jóvenes aspiran a sus cinco minutos de fama y la quieren de inmediato. En este sistema que no comparto pretenden que todo tiene el mismo valor, que todo el mundo es artista. Miguel Ángel decía, “Si la gente supiera cuánto he tenido que trabajar para alcanzar este nivel de maestría, no les parecería tan maravilloso” Parece que este sistema no valora el esfuerzo silencioso y prolongado que conlleva perfeccionarse. Los jóvenes deben estudiar y conocer a los maestros del pasado, y estar bien enterados también de lo que está pasando ahora mimo.

RC.- En tu más reciente exposición titulada “Temptation” abordas lo prohibido y lo permitido….cuéntanos de ella, y donde la presentarás…

“Temptation”(Tentación) es una exposición organizada por el Museum of Biblical Art de Dallas (Texas, Estados Unidos de Norteamérica) en colaboración con The Mexico Institute con motivo de su 30 aniversario. La muestra consta de 51 óleos de formato pequeño de alimentos industriales, que representan metafóricamente valores humanos, espirituales y religiosos. Temptation evidencia que en la vida, no todo es pecado o virtud, que mucho es tentación. Desde la sensualidad pictórica y seducción atmosférica altero el código de estos iconos de la cultura global, generando un vaivén entre lo permitido y lo prohibido. Con retratos de pasteles, galletas, botanas y chocolates, abordo y exploro valores y conductas de la diversidad humana. Incluyendo una selección de piezas de “El pan de cada día” la muestra Temptation se centra en la dualidad y complejidad del ser humano y la confrontación de la percepción de la dimensión sagrada. Recorrer Temptation es columpiar entre lo sagrado y lo profano, el deseo y la inhibición, lo perverso y lo divino.

Temptation estará vigente hasta el 6 de enero del 2014 y estará acompañada de un catálogo con textos del director del MBA e historiador del arte, Scott Peck; del Profesor Emérito del Departamento de Arte de la Universidad de Dallas, Lyle Novinski; de la curadora de la exposición, Blanca González Rosas, y del Presbítero Manuel Rodrigo Zubillaga Vázquez. El MBA ha producido para esta exhibición, audio guías bilingües, en inglés y español, así como un video documental y prepara varios eventos especiales paralelos en torno a la muestra.

Por otra parte cabe destacar el orgullo que representa para mí como Mexicano, ser el primer artista latino que exhibe en el MBA.

RC.- ¿Quién es Juan Carlos del Valle?

Soy un ser humano. Estoy creciendo, aprendiendo, mejorando, conociéndome, y seguiré reinventándome para seguir siendo yo , siendo yo mero, yo mismo.










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